Bailadores

William Bradford

A pesar de la seriedad general del carácter español, los bailes nacionales son notables por la vivacidad de sus movimientos, que son la delicia de personas de cualquier edad y condición.

Para un oído extranjero, no hay nada ni en la melodía ni en el compás que justifique tal exceso de vivacidad; pero, para un español, el efecto es tan irresistible que, aunque no participe en la danza, su cuerpo recibe tal estímulo que todo su ser se pone en movimiento.

Las melodías están compuestas para la guitarra y el tamboril y los bailarines marcan el compás con sus castañuelas. El fandango y los boleros, que son los bailes favoritos, se bailan sólo entre dos personas.

Hay también un tercer baile, llamado seguidilla, del estilo de las contradanzas francesas: se baila entre ocho, pero a pesar de ello conserva algo de las gracias del fandango.

Cuando se baila el fandango sobre un escenario, los bailarines van vestidos como andaluces, aunque en este dibujo se representan los trajes de Madrid y de León.