Quisimos, a través de esta lámina, que representa la indumentaria habitual del clero español, dar a conocer a un hombre respetable y altamente considerado en Salamanca: el doctor Curtis.
Este eclesiástico, tan famoso por sus conocimientos como estimado por sus virtudes morales, ha encabezado durante mucho tiempo y con muchos honores el seminario irlandés; tiene ahora más de setenta años y, como dejó muy joven Irlanda, su patria, ha adoptado las costumbres del país de adopción sin perder la vivacidad que caracteriza a sus compatriotas. En general, se le conoce y se le estima por los servicios que rindió al ejército inglés en su conjunto y a algunos individuos que lo formaban, así como por las ventajas que los generales ingleses obtuvieron de su profundo conocimiento de la lengua y la tierra españolas.
Cuando los asuntos de España tomaron un camino desfavorable, pareció olvidarse de sí mismo para dedicarse exclusivamente a sus alumnos; y cuando vio que sus estudios se interrumpían y que su estancia en Salamanca se hacía peligrosa, pidió para ellos la protección del general inglés, que los colocó en el ejército al que siguieron hasta Inglaterra en el momento de la retirada. No se sabe con exactitud cuál ha sido la suerte de este digno director, pero es de esperar que haya encontrado un lugar seguro en España o un asilo honorable en su patria.