La duquesa de Abrantes, de soltera Laura Permon, esposa del general Jean-Andoche Junot, llegó a Ciudad Rodrigo en julio de 1810 siguiendo los pasos de su marido y embarazada de ocho meses. En una localidad en ruinas tras el asedio sufrido, Madame Junot dio a luz a un niño, al que puso por nombre Rodrigo, y cuyo padre conocería tras fracasar, junto a los mariscales Masséna y Ney, en la tercera invasión de Portugal.

Uno de los primeros enfrentamientos directos entre Julián Sánchez “El Charro” y el general Thiébault, el gobernador de Salamanca, se produjo cuando Madame Junot se vio en la necesidad de trasladarse de Ciudad Rodrigo a la capital, ya que los guerrilleros habían prácticamente habían bloqueado la fortaleza fronteriza. Temiendo quedarse aislada, y sobre todo preocupada por el bienestar de su hijo, prácticamente un recién nacido, la valiente Duquesa se puso en camino hacia Salamanca con una pequeña escolta. Thiébault recibió la noticia de este imprudente viaje casi al mismo tiempo que un informe de uno de sus espías advirtiéndole de que Don Julián pretendía capturar a tan valiosa rehén al paso de la comitiva por un bosque cercano al pueblo de Matilla de los Caños del Río. Thiébault se puso él mismo al frente de dos batallones de infantería y dos escuadrones de caballería y marchó desde Salamanca para encontrarse con la Duquesa en el camino y frustrar así los planes del guerrillero charro.

Una vez a salvo en la ciudad de Salamanca, el general Thiébault y Madame Junot entablaron una muy buena amistad. Las veladas en casa de la Duquesa se dedicaban a la música, al ajedrez, a la lectura de las cartas y de los periódicos que se recibían de París, a las noticias de España, a los rumores sobre Portugal y a la conversación frívola. El marqués de Valença y el general Fournier-Sarlovèze solían actuar como cantantes; la duquesa cantaba algunas veces, pero normalmente se sentaba al piano, para acompañar, o para tocar pequeñas sonatas que componía para sus hijas.