Ciudad Rodrigo, localidad que conserva sus murallas abaluartadas en perfecto estado, es un lugar ideal para comprender lo que suponía el asedio de una fortaleza durante las guerras napoleónicas.
Un paseo por el adarve, el camino sobre la muralla, accesible en gran parte del perímetro, nos ofrece unas buenas vistas del entorno circundante y de las posiciones en las que se establecieron los sitiadores franceses en 1810 y los británicos en 1812.
Si comenzamos nuestro paseo en la Plaza de Herrasti, podremos observar el monumento dedicado a los regimientos españoles que conformaban la guarnición de la fortaleza en 1810, los impactos de las balas de cañón sobre la torre de la catedral y el mausoleo de Julián Sánchez “El Charro”.
Desde allí subiremos al adarve para posicionarnos sobre la Brecha Grande, punto elegido por los sitiadores de ambos asedios para provocar con el fuego artillero un derrumbe en la muralla y permitir así el asalto de su infantería a la ciudad.
Recorriendo el adarve en sentido horario llegamos a la Brecha Pequeña y, a lo lejos, podremos contemplar las ruinas del convento de San Francisco, punto destacado de las defensas exteriores. Un corto paseo nos conduce junto a sus imponentes muros, que afortunadamente todavía desafían el paso del tiempo.
Volviendo a la fortaleza, proponemos continuar extramuros, lo que nos permitirá ver los puestos de guardia, los revellines, el foso, el glacis y, en definitiva, el imponente recinto amurallado. Al llegar a la puerta de Santiago nos encontraremos con el castillo y con unas espectaculares vistas del río Águeda y el Puente Mayor.
Y, desde luego, la guinda del pastel de este paseo es visitar la exposición permanente “Ciudad Rodrigo en la Guerra de la Independencia: Wellington frente a Napoleón”, que se puede disfrutar en el Palacio de los Águila.
En el centro de esta emblemática plaza encontrará el monumento dedicado a las unidades del ejército español que defendieron Ciudad Rodrigo durante el asedio de 1810.
Fíjese en que está marcada por numerosos impactos de algunos de los miles de proyectiles que la artillería lanzó sobre la ciudad durante los dos asedios.
Sobre el adarve, frente a la torre de la Catedral, se hallan dos placas conmemorativas de los sitios. En ese mismo punto se abrió la brecha grande, donde murió, a consecuencia de la explosión de una mina, el general británico Mackinnon.
En este lugar cayó el general británico Craufurd durante el asedio de 1812, cuando avanzaba al frente de sus hombres de la División Ligera. Sobre la muralla podrá ver una placa dedicada a su memoria y a la de sus hombres.
Una vez dentro del foso podrá apreciar realmente lo que es una construcción abaluartada y comprobar el daño causado en la muralla en la zona donde se abrió la Brecha Grande.
Dado el grosor de sus muros, fue un buen refugio y un almacén ideal para la pólvora.
Uno de los ataques finales durante el asedio de 1812 se llevó a cabo a través de este puente, con el objetivo de penetrar en el foso y llegar hasta la Brecha Grande.
Es la pendiente de tierra tras la que se esconden las murallas y que termina en el foso. Paseando por él obtendrá magníficas vistas de la ciudad, al tiempo que imagina las terribles dificultades que tuvieron que afrontar los soldados asaltantes.
Fue destruido casi por completo durante el asedio de 1812. Lo poco que queda de él es la Capilla del Obispo Don Antonio del Águila.
Palacio plateresco donde se ubica la exposición permanente “Ciudad Rodrigo en la Guerra de la Independencia: Wellington frente a Napoleón”, que contiene objetos de la época, grabados, mapas, manuscritos y dioramas de la Ciudad Rodrigo en la época napoleónica.
Ruta
Ruta de los sitios de Ciudad Rodrigo
Duración
2 horas y media
Dificultad
Fácil
Contacto
664 34 65 80
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Revive la historia napoleónica en la provincia de salamanca