Carlos Bravo Guerreira (2012)
Desde que era niño, me interesé por las huellas y los recuerdos que, en esta comarca de Ciudad Rodrigo, dejaron las Campañas Napoleónicas. Quizás fue determinante el hecho de haber nacido en Aldea del Obispo, a la sombra del Fuerte de la Concepción. Curiosamente, en este pequeño pueblo de apenas doscientos habitantes, hemos llegado a coincidir, vivos, un Teniente General, Medalla Militar Individual, Carlos Hernández Risueño, un General de Infantería, escritor y poeta, Enrique García Guerreira, y yo mismo, los tres de la familia Risueño, a la que también pertenece Teresa, la protagonista femenina de esta historia.
En el 2009 me propuse escribir algo que pudiera dar orden y sentido a mi deshilvanada percepción de la historia, para poder tenerlo preparado este año de 2012, en el que se celebra el segundo Centenario de los acontecimientos.
Al tiempo que comenzaba a acumular documentación española, portuguesa, francesa e inglesa, así como libros de historia, novelas y biografías o memorias de los numerosos protagonistas, empecé a escribir un relato que no tardó en convertirse en una novela. Y aquí está hoy, con la tinta aún fresca, esperando ser leída.
El hilo conductor es Charles Lasalle, joven oficial francés de Caballería, personaje de ficción, que facilita el cañamazo sobre el que se irán cosiendo, con el mayor rigor, hechos y personajes históricos.
Se ha adoptado la acertada metodología de los historiadores portugueses, que agrupan los acontecimientos en tres sucesivas invasiones, lo que facilita el estudio y proporciona una clara aproximación a los hechos.
Carlos de Tomás / Ramón Martín Rodrigo. Editorial Amarante 2017
La Universidad, el Clero, la Sociedad y la Guerra de la Independencia en la ciudad de Salamanca a través de la biografía del Catedrático, Diputado y Obispo Gerardo Vázquez de Parga (1747-1821)
El obispo anfitrión de Lord Wellington en Salamanca después de la Batalla de Arapiles, no ha sido un personaje histórico bien tratado por los historiadores como consecuencia de varias circunstancias que se estudian con minuciosidad en este libro, acaso sea la más significativa de estas razones que Vázquez de Parga fuera uno de los firmantes del «Manifiesto de los Persas» y apoyar el golpe de estado de Fernando VII en 1814. Pero, como señala Carlos de Tomás en el prólogo del libro «su partidismo no lo hace menos interesante». Es hombre de su época, y aunque su predecesor fuera Ilustrado, su ideología cercana al Antiguo Régimen no debiera suponer un arrinconamiento del personaje, máxime cuando acumula no poco interés histórico. General Reformador de la Orden del Císter, catedrático de la Universidad de Salamanca, diputado a cortes y Obispo de Salamanca, entre otros títulos que no suponen por sí mismos el verdadero valor que encierran si no le hubiera tocado vivir y participar en uno de los periodos más importantes e interesantes de la Historia Moderna de España.
«El Anfitrión de Lord Wellington» se divide en seis partes, poniendo orden y estructura a la biografía. La primera parte, introduce el entorno histórico y da comienzo al relato de la vida del protagonista, desde su nacimiento allá en tierras de Galicia en 1747 hasta su ascensión a la Mitra de Salamanca en 1807. La segunda parte se centra sobre todo en la Guerra de la Independencia y ocupa el periodo de 1807 a 1814, la primera etapa episcopal y su exilio a Portugal y Galicia. La tercera parte, desde 1814 a 1820 la cubre lo acontecido en el Sexenio Absolutista. La cuarta parte, y final de la biografía, se refiere sobre todo a lo acontecido durante los primeros meses del Trienio Liberal y los últimos días del obispo hasta su muerte en 1821. Pero el valor añadido de este libro lo aporta el gran trabajo que hace el historiador Ramón Martín Rodrigo en la quinta y sexta partes del libro, donde se recogen por un lado las semblanzas y reseñas de cincuenta personajes relacionados directa o indirectamente con el obispo, incluyendo algunos parientes que vivían en Salamanca y tuvieron alguna actuación al menos digna de destacar; personas que dejaron impronta en la sociedad salmantina entre 1807 y 1821. Y por otro lado, en la sexta y última parte, la trascripción de textos y documentos, en especial las fuentes bibliográficas del Obispo de Salamanca.
Estamos ante una obra necesaria que se une al cuerpo de biografías ya existentes de los personajes históricos de mayor protagonismo y relevancia durante la Guerra de la Independencia en Salamanca.
Ramón Martín Rodrigo. Diputación de Salamanca (2012)
Se cumplió el bicentenario de la llamada Guerra de la Independencia (1812-2012) y es indudable que en la provincia de Salamanca ésta tuvo un lugar indeleble e histórico. No cabe duda que una de las cosas que había que escribir es precisamente la historia de lo que pasó, las vivencias cotidianas en nuestros pueblos y cómo se pasó la vida en cada uno de los municipios salmantinos.
Jesús García Sánchez, Justo García Sánchez y Jerónimo García Sánchez / Ediciones de la Diputación de Salamanca
Se presenta en este volumen el resultado del exhaustivo y modélico tra-bajo de un peculiar y entrañable grupo de autores. Es la obra de tres hermanos dedicada a un cuarto ya fallecido, Nicasio García Sánchez, y empeñada en recuperar para la historia y también para regocijo de los habitantes de la antigua ciudad romana de Miróbriga –hoy Ciudad Rodrigo– uno de los múltiples ejemplos de dignidad, buen hacer y patriotismo que se dieron en la España de 1810. Es este conocido como “año de los asedios” debido al que se presentaba como imparable empuje de la ofensiva francesa por todo el territorio español y que se tradujo en un total de diez asedios sucesivos en Hostalrich, Cádiz, Astorga, Lérida, Ciudad Rodrigo, Mequinenza, Almeida, Fuengirola, Tortosa y Olivenza, consiguiendo las tropas imperiales ocupar todas estas plazas, con la fascinante excepción de la capital gaditana. Adicionalmente, esas mismas tropas resultaban vencedoras en la práctica totalidad de los combates librados dentro del territorio español: Vich, Zalamea, Margalef, Aracena, Barquilla, Coa, Villagarcía, y Villanueva de los Castillejos, entre otros, siendo en este caso la excepción el honroso combate de La Bisbal del día 14 de septiembre, del que salieron victoriosas las tropas del general Enrique O’Donnell.
En esta desesperanzadora coyuntura, los habitantes de Ciudad Rodrigo no dejaron de mostrar su tenacidad y patriotismo, así como su inteligente forma de actuar, sabiendo finalmente evitar el rechazo suicida a la capitulación, que solo produjo sufrimiento heroico en los lugares en que se aplicó.
Los autores de este trabajo demuestran haber rastreado todas las fuentes primarias disponibles –tanto en España como en Francia y Gran Bretaña– de forma tan exhaustiva que, si no fuese por las “Consideraciones finales”, se podría afirmar que ya no queda nada por saber acerca de este primer asedio de Ciudad Rodrigo. Se trata de una extensa obra que comprende 430 páginas en tamaño A3.
Ian Fletcher
To most students of the Peninsular War the name Robert Craufurd evokes images of a battle-hardened martinet, flogging his men across Portugal and Spain, driving them hard and generally taking a tough stance against anything and everything that did not meet with his own strict disciplinarian code. But that is only a partial picture of this most complex character, and it is the other side of Craufurd’s personality that is revealed in this, the first full-length biography to be written in the last hundred years. Craufurd’s letters to his wife are published here for the first time, and they show that he was a far more interesting and varied man in his private life than he appeared to be on campaign. Ian Fletcher follows Craufurd’s controversial career from India, Ireland and South America to the Iberian Peninsula where he achieved immortality as one of Wellington’s finest generals.
Miguel Ángel Largo Martín
Las localidades del suroeste de la provincia salmantina fueron especialmente castigadas por la Guerra de la Independencia española, debido a que por esa zona fronteriza entraban y salían de Portugal muchos de los ejércitos intervinientes en la Guerra Peninsular. Este libro describe de forma muy detallada la mayoría de los acontecimientos históricos acaecidos en una de esas localidades, la villa de Fuenteguinaldo, pero también en tantos otros pueblos de la comarca mirobrigense y vecinos de Portugal y Extremadura. Recoge el trabajo de más de cinco años de investigaciones realizadas en multitud de fuentes de diversa índole, procedentes en su mayoría de España, Portugal y Reino Unido y, en menor medida, de Francia.
Desde noviembre de 1807 y hasta mayo de 1813, Fuenteguinaldo fue un continuo trasiego de tropas francesas, españolas, portuguesas y británicas, que llevaron a la Villa: hambre, saqueos, enfermedades y muerte; sin embargo, también hubo momentos de sosiego en los que los soldados participaron de las costumbres guinaldesas. Durante los seis años que permaneció la guerra en esas tierras, los guinaldeses de entonces fueron de los primeros europeos en ver derrotadas a las águilas imperiales francesas; así como también fueron de los primeros en ver victorioso al general Wellington, el cual pocos años después enterraría definitivamente el imperio napoleónico. Pero de todos los hechos acaecidos en esos seis años, destacan los tres periodos en que se situó en la Villa el Cuartel General de Wellington y las 36 horas críticas vividas por el Lord después del Combate de El Bodón, que a punto estuvieron de cambiar la historia de España, de Portugal y de Europa, pero en las que al final la estrella de Wellington brilló tanto como la de Napoleón. En ningún otro momento histórico Fuenteguinaldo y sus alrededores fueron tan observados como durante la Guerra de la Independencia y los libros de memorias, cartas y diarios de soldados, principalmente británicos, han permitido conocer con gran detalle cómo era la vida en la zona a comienzos del siglo XIX. Además, se incorporan reproducciones de valiosos grabados y mapas de la época, así como facsímiles de documentos, lo que le confiere a esta publicación características de libro-catálogo.
Tim Saunders
After a gap of two years, the 1812 Salamanca Campaign saw Wellington taking the offensive in Spain against Marshal Marmont’s Army of Portugal. Marching from the border fortress of Ciudad Rodrigo which fell to the Allies in January, neither commander was willing to take the risk of a general action without a clear tactical advantage. The result were stand-offs as Wellington offered battle on the San Christobal Heights, but once the small French-garrisoned forts left behind in Salamanca fell, Marmont withdrew to the Douro. For over a week the two armies shared cooling waters of the river before Marmont humbugged’ Wellington and fell on the Allied left flank at Castrejon. Wellington rushed to the aid of the Light and 4th divisions with the heavy cavalry. Over the following days Marmont dexterously manoeuvred Wellington back towards Salamanca, with both armies within cannon shot still not risking battle. When it seemed Wellington would have to march back to the safety of Portugal, Marmont finally made a mistake on the plains south of Salamanca on 22 July 1812, by allowing his army to become over extended. Wellington saw what was happening and after weeks of marching and counter marching, the battle the soldiers earnestly hoped for was on. In the past it has been difficult to place the fighting on the ground in the centre of the Salamanca battlefield, where vast clouds of smoke and dust that rolled along the basin’ obscured vision even for those fighting. Supplementing their letters, diaries and memoires with modern geographical aids, archaeology and a stout pair of boots, it is now possible to reconcile the sequence of the battle with locations, in a way in which it was not feasible even a few years ago.
Salvador Llopis
El presbítero don Alejo Guillén, vecino de Salamanca en 1808, se nos presenta como un esforzado patriota, poseído de un valor y una inteligencia insospechados y de un temple de lucha. Hace por su cuenta la guerra, montando en su casa un servicio secreto de información, que ofrece a los sitiados de Ciudad Rodrigo y al resto de los generales que actúan en favor de la causa española. De él dijo el general Castaños: “Desde el principio de nuestra gloriosa lucha ha ejecutado el presbítero don Alejo Guillén, vecino de Salamanca, que, viviendo entre los enemigos y procurando con dignidad y sin comprometer el carácter verdadero español, adquirir la estimación de los principales jefes del ejército invasor, ya que es el que ha mantenido a costa propia y exponiendo constantemente su vida, una correspondencia nunca interrumpida con todos los generales españoles que han mandado los ejércitos de Castilla, Galicia y Extremadura, siendo sus noticias las que han servido para dirigir las operaciones por la total confianza que en ellas tenía principalmente el esclarecido caudillo del ejército aliado Lord Wellington, duque de Ciudad Rodrigo”.
Don Alejo, todavía inédito para esta generación, no se menciona en las descripciones históricas. Sólo una alusión de apenas seis líneas se descubre en el texto del canónigo Mateo Hernández de Vega. Quiero, pues, que este libro sea homenaje a él, tan injustamente olvidado. Ciudad Rodrigo le debe todavía el tributo del recuerdo.
Salvador Llopis / 1991
Edición, traducción y notas: Miguel Ángel Martín Mas / Ilustraciones: Jerónimo Prieto
Editado por ADECOCIR
Sirva este libro como homenaje a un hombre venido de tierras lejanas y al que el destino le reservó una sepultura en la población de Espeja. Un general británico que participó en la Guerra de la Independencia o Guerra Peninsular, como la llaman los británicos, del que desconocíamos muchas cosas y al que debemos el hecho de haber colocado a Espeja en los libros de historia.
Cuando, por caprichos de la Historia, miles de soldados británicos vinieron a parar a la provincia de Salamanca, el regimiento de los Coldstream Guards eligió la dehesa de Espeja para instalar su campamento, probablemente por razones estratégicas, ya que en ella se encuentra el Teso de San Cristóbal, que domina toda la comarca. Imaginemos cientos o miles de casacas rojas salpicando el verde y el marrón de la dehesa, hombres haciendo su vida lejos de sus hogares, entre las mismas encinas que vemos hoy en nuestra dehesa Boyal, El Águila o El Alcornocal. Vidas de aquí y de allá que se entremezclan, como en el caso de Josefa, de la Quinta del Águila, que en medio de los avatares de la guerra llega a enamorarse de un oficial alemán que sirve bajo bandera británica.
Como podrán leer en este Diario, el día 23 de enero de 1812 la plaza de Espeja fue testigo de las honras fúnebres del general Henry Mackinnon. Sus camaradas de armas, tras rescatar su cuerpo de una de las brechas abiertas en la muralla de Ciudad Rodrigo, donde había muerto cuatro días antes a consecuencia de la explosión de un polvorín, transportaron su féretro a hombros para ser enterrado con honores militares en un lugar cercano a la iglesia de San Lino.
José Corredera Sánchez. Alcalde de Espeja (2011)
Raúl Velasco Morgado / Ediciones de la Diputación de Salamanca, 2011
El análisis histórico de un conflicto bélico quedaría incompleto sin profundizar en sus aspectos médico-sanitarios, ya que juegan un importante papel en su desarrollo. Esta faceta abarca un amplio abanico de problemas que van desde lo más puramente militar hasta las repercusiones sanitarias para la población civil.
Esta monografía se propone ahondar desde esta óptica en el caso de la Guerra de la Independencia en Ciudad Rodrigo, territorio clave de frontera. Se parte del marco establecido por la crisis de subsistencia de principios de siglo y se analizan detalladamente los centros asistenciales, los profesionales sanitarios, los datos epidemiológicos y la política municipal en estos aspectos. El trabajo muestra la evolución de todos estos factores en relación a los continuos cambios políticos vividos durante este período y las consecuencias finales de la guerra sobre la sanidad en la ciudad.
Ricardo Robledo
Ricardo Robledo, catedrático de Historia Económica de la Universidad de Salamanca, da cuenta en este bien documentado libro de los vaivenes políticos, sociales y económicos a los que estuvo sometida la Salamanca de la Guerra de la Independencia, ya que fue ésta una ciudad que sufrió lo indecible con el constante trasiego de ejércitos y los sucesivos cambios de gobierno, según se sucedieran las victorias de los aliados o de los imperiales
Emilio Becerra de Becerra / Ediciones de la Diputación de Salamanca, 1999
Reconstrucción de la historia del regimiento de caballería Lanceros de Castilla siguiendo un manuscrito de 1816 cuyo encabezado es el siguiente:
Relación o breve noticia de las acciones de Guerra, que en la próxima pasada Campaña contra los Franceses, ha tenido el 1er. Regimiento de Lanceros de Castilla á las ordenes de su Coronel el Brigadier D. Julián Sánchez, con expresión de las ventajas y perdidas, y sucinta indicación de los Gefes y oficiales que se han distinguido ó tenido parte mas activa en ellas; dando primero una idea de las que el mismo Geje sostuvo, hallándose destacado y pendiente del Regimiento de Cavalleria Voluntarios de Ciudad Rodrigo, las mismas que contribuyeron a poner mas fuerza á sus ordenes, y fueron origen de la creación del Cuerpo con el nombre expresado.
Ian Fletcher
Salamanca was the most decisive battle of the entire Peninsular War. Wellington smashed Marmont’s French Army and his pursuit of its shattered remnants led to the famous cavalry charge of the King’s German Legion at Garcia Hernandez. There would be two more years of sieges and hard fighting before the Iron Duke crossed the Pyrenees into France but from Salamanca the British and their Portuguese and Spanish allies always had the upper hand. Ian Fletcher examines this important battle in detail and also discusses the campaign which led up to it.
Joaquín Zaonero / Ed. Crítica de Ricardo Robledo
El profesor Ricardo Robledo nos presenta una edición crítica del manuscrito de Joaquín de los Arcos Encina Zaonero (1770-1850), un hidalgo que vivía de las rentas de algunos pequeños vínculos; su casa principal estaba en la calle Zamora, cerca de la actual Plaza de los Bandos y llegó a ser regidor del Ayuntamiento entre 1813-1814. Cuando decide iniciar su Libro de noticias, Zaonero tenía 25 años y se acercaba a los 38 cuando comenzó la Guerra de la Independencia. De este modo Zaonero es testigo y notario de los movimientos de tropas, del cambio urbanístico de Salamanca, de las deficiencias de los hospitales… y de otros acontecimientos políticos; por ejemplo, la descripción de la caída de Godoy es memorable. La introducción, epílogo y apéndices a cargo de Robledo, junto con las notas, sitúan a este libro como la primera obra para comprender mejor la sociedad salmantina a finales del Antiguo Régimen.
Mendo Castro Henriques
A 13 de Junho de 1812, o exército aliado com 27 mil britânicos e 18 mil portugueses, sob o mando de Wellington, atravessou o rio Águeda, em direcção a Salamanca. Aqui se encontrava o exército do marechal Marmont, o carrasco da Beira Baixa, que falhara no mês de Abril a “quarta invasão” do território português. Apoiado por ofensivas noutros pontos da península, e informados da situação dos adversários, Wellington e Beresford dispunham de tempo contado para um recontro decisivo, antes que a Armée de Portugal com 49 mil homens fosse reforçada.
No Buçaco os anglo-portugueses foram companheiros de armas na defesa; em Salamanca, a 22 de Julho de 1812, provarão ser companheiros de honra no ataque, infligindo uma pesada derrota aos exércitos napoleónicos e conquistando duas cobiçadas águias a regimentos que se tinham batido em Austerlitz, Ulm e Wagram. Nesta obra, e pela primeira vez, a consulta das fontes do Arquivo Histórico Militar, em Lisboa, permitiu repor toda a verdade sobre a participação portuguesa numa batalha que mudou a maré da Guerra Peninsular.
Donald D Horward / Traducción de Miguel Ángel Martín Mas
De los muchos factores que contribuyeron al colapso del Imperio napoleónico, el más perjudicial fue la imprudente intervención de Napoleón en la península Ibérica. Intentando extender su dominio sobre España, desató las fuerzas de resistencia, las cuales estallaron en batallas de desgaste y minaron paulatinamente al invasor con una larga y encarnizada guerra de guerrillas. Durante la lucha por la independencia nacional, las defensas de Ciudad Rodrigo y Almeida constituyeron parte de una serie de batallas de contención que condujeron a paralizar definitivamente la dominación francesa.
Francisco Mayoral (Autor), Fernando Durán López (Introducción)
En 1836 se publicó con bastante éxito y unas cuantas reediciones un curioso y divertido libro, la Historia verdadera del sargento Mayoral. Ese relato contaba en primera persona las peripecias presuntamente ocurridas a un soldado español en la Guerra de la Independencia: prisionero tras el asedio de Ciudad Rodrigo, fue confinado en Francia; allí suplantó la identidad del cardenal Luis de Borbón para mejorar su suerte y consiguió engañar a muchos con su audaz desfachatez, así como enamorar a alguna que otra dama francesa. Sostuvo su farsa hasta que terminó la guerra y fue devuelto a España, donde padeció en Barcelona las pesquisas del ejército por impostor y luego de la Inquisición por blasfemo. En esas estaba cuando, enfermo en un hospital, escribió el relato autobiográfico de sus aventuras. Contra toda verosimilitud, el libro de 1836 se basa en una autobiografía auténtica que cuenta hechos ciertos en lo fundamental. En este volumen damos a luz una nueva edición de la jocosa historieta, tal como fue conocida por los lectores del XIX, acompañada de un estudio preliminar de Fernando Durán López en que se estudia la trayectoria editorial de la obra, se presentan sus verdades y sus ficciones y se sitúa el contexto de la tradición literaria a la que pertenece.
José A. López Fernández (Autor), Claudio Fernández (Ilustrador)
Continuando con el estudio de la tercera invasión de Portugal por parte de los ejércitos napoleónicos, cuyo primer capítulo se trató en el número 85 de “Guerreros y Batallas” dedicado a Bussaco, llega el momento de abordar su conclusión, cuyo punto culminante fue la batalla de Fuentes de Oñoro.
El autor vuelca de nuevo aquí sus amplios conocimientos, y sus exhaustivas investigaciones, para explicar de forma minuciosa los movimientos de los contendientes, las estrategias, las tácticas y el incierto resultado de una batalla que apenas si pudo ser llamada victoria por los ejércitos de Wellington, general que cometió aquí algunos de sus más importantes errores como comandante en jefe de las fuerzas aliadas que se enfrentaban al ejército imperial de Napoleón.
También los seguidores de Claudio Fernández están de enhorabuena, pues vuelve a poner en éstas páginas todo su talento al servicio de la representación gráfica de los soldados que intervinieron en la campaña. El desarrollo de esta colección va dejando cada vez más patente el hecho de que ya no es necesario recurrir exclusivamente a autores extranjeros para conocer nuestra propia historia; este nuevo título es una buena prueba de ello.
Francisco Vela Santiago
El otoño de 1809 parecía diluirse tras las derrotas en agosto de los ejércitos españoles de Extremadura y de La Mancha, y la intromisión política de la Junta Central llevaría a las desastrosas derrotas de los de la Izquierda y del Centro. Tras haberle dedicado ya un número a la desastrosa campaña que culminó en la derrota de Ocaña, la serie Guerreros y Batallas abre sus páginas ahora a la campaña del duque del Parque que, tras una prometedora victoria en Tamames, acabaría en un funesto traspié en Alba de Tormes.
Un remozado ejército compuesto por gallegos, asturianos, leoneses y castellanos al mando de un general motivado y profesional propinó un serio revés al VI Cuerpo de ejército francés, al mando de un prepotente y ansioso general. Por desgracia acabaría vapuleado en Alba de Tormes, donde ni siquiera la formación de cuadros como nunca los llegaron a formar los españoles en toda la guerra, evitaría una derrota. Sin embargo, el Ejército de la Izquierda, como siempre, se recuperaría, esta vez a cobijo de la frontera portuguesa y de Ciudad Rodrigo. Este nuevo título de Francisco Vela es un jalón más de lo que sin duda se está convirtiendo en una monumental historia militar de nuestra Guerra de Independencia contra los franceses. Cuando los lectores comprueben la calidad de su trabajo llegarán a la conclusión evidente de que se ha convertido en uno de los mayores expertos españoles en este periodo.
Miguel Martín Mas (Autor), P.G. Alekhine (Ilustrador)
Ciudad Rodrigo, fortaleza enclavada entre los dos reinos ibéricos, sufrió dos asedios durante la Guerra de la Independencia. El primero, que es del que da cuenta este libro, tuvo lugar entre los meses de abril y julio de 1810, y fue llevado a cabo por las tropas imperiales del VI Cuerpo al mando del mariscal Ney. La tenaz resistencia de la guarnición española, con el mariscal de campo Andrés Pérez de Herrasti al frente, no fue en vano; los imperiales perdieron un tiempo precioso en las labores de asedio, lo que permitió a Lord Wellington y a su ejército –compuesto de británicos y portugueses culminar su estrategia de defensa de Portugal y rechazar una invasión que, si se hubiera llevado a cabo con éxito, habría convertido a la península Ibérica en un nuevo trofeo para Napoleón. No obstante, al final la plaza hubo de capitular y las tropas que la habían defendido fueron enviadas a un penoso cautiverio en tierras de Francia y los Países Bajos. Ciudad Rodrigo entraba, tras estos acontecimientos, a formar parte de la épica napoleónica.
Miguel Martín Mas (Autor), Dionisio Álvarez Cueto (Ilustrador)
La Guerra de la Independencia fue un terrible conflicto que asoló la península Ibérica de 1808 a 1814. La batalla de Los Arapiles o de Salamanca, ocurrida el 22 de julio de 1812, fue uno de sus episodios más destacados, ya que se saldó con la absoluta derrota del ejército francés al mando del mariscal Marmont.
La batalla de Los Arapiles privó a los franceses de las bases y los arsenales que necesitaban para llevar a cabo la invasión de Portugal, imprescindible para librarse de la constante amenaza que constituía el ejército aliado comandado por Wellington. Además, la derrota francesa en Salamanca en 1812 marcaría, junto con la desastrosa campaña de Rusia de ese mismo año, el principio del fin de la Europa napoleónica.
Tim Saunders
The 1810 French invasion of Portugal, commanded by the veteran marshal André Masséna, who was known to Napoleon as the ‘Spoilt Child of Victory’ has been well covered by historians. Conversely, the shock revelation of the presence of the Lines of Torres Vedras baring the French Army of Portugal’s way to their objective of Lisbon, and numerous combats through to the Battle of Funtes de Oñoro, has been frequently and unjustifiably glossed over. This book, starting with the occupation of the Lines of Torres Vedras, which were at the heart of Wellington’s Peninsular strategy from October 1809-1812, is the story of Wellington’s pursuit of Masséna back to Spain. This was a time when the Peninsular Army was still being forged and Wellington was refining his own art of war. In addition, 1810-1811 was a period when the outcome of the struggle in Iberia was still far from certain, and Wellington could not manoeuvre with the same confidence in the outcome as he could in future years. The series of combats fought at Pombal, Redhina, Foz da Arounce and Sabugal while Masséna was at bay, though not categorised as ‘general actions’, were of the same scale and significance as those of 1808; Roliça and Vimiero. The general action at Funtes de Oñoro was one of the most significant of Wellington’s victories, but he confessed that ‘If Bony had been here we would have been beat’.
Tim Saunders, Rob Yuill
Histories of the Light Division have tended to be incomplete, being based on memoirs of a few well known diarists, principally from the 95th Rifles. The authors of this book, the first volume of two, have sought memoirs from across the division, including the artillery, the King’s German Hussars and others to complete a broader history of Wellington’s elite division. Light infantry was not new a concept in 1803, but at Shorncliffe Camp Sir John Moore developed a progressive ethos, set of tactics and training for the newly converted light infantry regiments. With the 95th Rifles they were melded into a brigade that was to form the basis of the incomparable Light Division. From the outset of the Peninsular campaigns in 1808 they delivered results way beyond their scant numbers, but it was during the epic winter retreat to La Corunna that they showed their metal. Returning to the Peninsular months later, the irascible Brigadier Craufurd led the Light Brigade in terrible march to reach Wellington at Talavera; heavily laden and in the heat of summer. Over the winter of 1809/10, Craufurd,s battalions, now elevated to the status of a division, provided the army’s outposts. This was work that Craufurd excelled in and actions abounded, including the Combat on the Côa, where the division fought hard to escape Marshal Ney’s trap. In 1810, with Wellington withdrawing to the Lines of Torres Vedra, the Light Division played a significant part in the battle of Buçaco Ridge, while the following year they drove Marshal Massena’s army back into Spain having fought almost daily actions en route. This history of the Light Division is not simply a series of set piece battles but provides a wider picture of campaigning and what it was to be a light infantry soldier.
Tim Saunders
The area astride the Spanish/Portuguese border between the respective fortresses of Ciudad Rodrigo and Almeida was the focus of the Peninsular War for much of the period from the autumn of 1809 through until 1812\. The fortress of Ciudad Rodrigo that dominated the country between the Rivers Agueda and Côa, was one of the ‘Keys to Spain’ for any army attacking either east or west across the frontier. With the defeat of the Fifth Coalition at Wagram in 1809, Napoleon was free to turn his attention to the rebellious Iberian Peninsula and the small British Army. Tasking a reluctant Marshal Masséna to ‘throw the leopard into sea’, preparations started for what proved to be a protracted and lacklustre siege. Marshal Ney, however, champed at the bit and wanted to press on with the invasion and despite an increasing tempo of outpost actions, such as the renowned affair at Barbra del Puerco, Napoleon in attempting to control events from Paris, insisted on an orderly siege. With the fall of Ciudad Rodrigo, Craufurd’s Light Division remained covering the Army’s frontage but after a superbly conducted withdrawal, Craufurd’s judgement erred and he was force into a costly fighting withdrawal to the River Côa. The British now fell back into Portugal but by Spring 1811 they were back and with Napoleon stripping troops from the Peninsular Wellington could prepare to invade Spain and besiege Ciudad Rodrigo Preparations for the siege were almost complete in December 1811, when further troops were stripped from Marshal Marmont, an opportunity to presented itself for a lightening operation to take Ciudad Rodrigo in the 1812 siege, which was of very different character.
René Chartrand (Autor), Patrice Courcelle (Ilustrador)
In October 1810 the Allied position in Portugal appeared precarious. Despite defeating Marshal Masséna’s French army at Bussaco, Wellington had been forced to retreat to within a few miles of Lisbon. Here the French encountered a massive line of fortifications stretching from the River Tagus to the sea. Built amid great secrecy and on Wellington’s specific orders, these Lines of Torres Vedras were the French high-water mark. In February, with his army on the point of starvation, Masséna was forced to retreat and the scene was set for the climactic action of Fuentes de Oñoro.
Paul-Charles-François THIEBAULT (Autor), Ricardo ROBLEDO (Autor), Miguel MARTÍN MAS (Autor), Ángela FLORES GARCÍA (Traductor), Danielle DUBROCA GALÍN (Traductor), María Vicenta HERNÁNDEZ ÁLVAREZ (Traductor)
Las Memorias del Barón Paul Thiébault, general de Napoleón Bonaparte, se publicaron entre 1893-1895, medio siglo después de su fallecimiento, en 5 volúmenes, auspiciadas por su hija y con la intermediación de Fernand Calmettes como editor. Fueron escritas a lo largo de 15-20 años, en plena efervescencia del género biográfico; por entonces ya las habían publicado los generales Hugo (1823), Suchet (1828), La Fayette (1837-1838) o la Duquesa de Abrantes (1836-1837), entre otros. Se convirtieron inmediatamente en un éxito editorial. El estilo provocativo y el tono áspero con el que se dirigió a sus colegas contribuyeron a su éxito.
Ediciones Universidad de Salamanca publica la primera edición en castellano (parcial, referida a España) de estas Memorias. La traducción cubre la estancia de Thiébault en la Península en tres momentos distintos. El primero, durante mayo-junio de 1801, responde al conflicto conocido popularmente como “Guerra de las Naranjas”. La segunda, a finales de 1807, tiene a Salamanca como lugar de paso y a Portugal de nuevo como destino. La tercera estancia fue más prolongada, desde finales de 1808 hasta 1812. Durante esos tres años, Thiébault tuvo a su cargo los gobiernos de Burgos y Salamanca y el mando de otras ciudades de Castilla la Vieja, lugares clave para el mantenimiento de la ruta estratégica que iba de Hendaya a la frontera portuguesa. Dichos capítulos responden al protagonismo militar, político y administrativo de Thiébault durante la Guerra de Independencia. Destacan sus intervenciones en la Administración pública (célebre fue un plan de renovación para la Universidad de Salamanca), en el urbanismo e higienismo en las ciudades, así como su obsesión por luchar contra la partida guerrillera de Julián Sánchez “El Charro”.
Peter Edwards
1812 was the year in which the Peninsular War swung in the favor of the combined forces of the British, the Spanish and the Portuguese. This was the result of a series of victories over the French gained by the allied armies under Wellington, and this is the subject of Peter Edwardss compelling new history. The year began with Wellington launching a series of raids in Estramadura to distract French attention from preparations for an assault on Ciudad Rodrigo, which was taken in late-January. There followed the capture of Badajoz and the advance on Salamanca, which was captured after a ten-day siege. The Battle of Salamanca, on 22 July, saw some 50,000 French troops arrayed against a similar number of allies. Using ground astutely, Wellington gained a crushing victory, inflicting over 14,000 French casualties. Although there was a rebuff at Burgos later in the year, Wellingtons forces were firmly on the march to victory in the Iberian Peninsula. Peter Edwards uses an excellent range of sources to bring to life this pivotal year in the Peninsular War. His work offers a fascinating insight into the strategy, the command decisions and the experience of combat 200 years ago.
Rory Muir
July 22, 1812. Salamanca, Spain. Frustrated at their first advance, British forces under Wellington’s command have spent the last four days manoeuvering and retreating from the French army. Patient and cautious, Wellington is determined not to make a fatal mistake. He glimpses a moment of opportunity and grasps it, committing all of his troops to a sudden devastating attack. At the end of the day, the French army is broken, panic-stricken and reeling; Wellington has achieved the finest victory of his brilliant military career. This book examines in unprecedented detail the battle of Salamanca, the critical British victory that proved crushing to French pride and morale during the Peninsular War (1808-1814). Focusing on the day of the battle, Rory Muir skilfully conveys the experience of ordinary soldiers on both sides, dissects each phase of the fighting, and explores the crucial decisions made by each commander. He employs wide-ranging British and French sources, many unpublished or deeply obscure, to reconstruct every aspect of the battle. Having walked the battlefield itself, a site which remains today much as it was in 1812, Muir relates the ebb and flow of the battle with particular vividness. In separate commentary sections he evaluates the sources and indicates the inevitable contradictions and gaps in evidence that have emerged during his research. Complete with maps, battleground plans and other illustrations, this compelling book focuses acute analysis on a single day in Salamanca that changed European history.