Tras las derrotas sufridas por los ejércitos españoles en el otoño de 1809 y la retirada del ejército británico-portugués al otro lado de la frontera, estaba claro que Napoleón iba a ordenar una nueva invasión del territorio luso. Así las cosas, en febrero de 1810 Lord Wellington ordenó a sus tropas de élite, la División Ligera, al mando del general Craufurd, que vigilara de cerca la fortaleza de Ciudad Rodrigo, que más pronto o más tarde terminaría totalmente cercada por los franceses.
La pequeña población de Barba del Puerco, hoy Puerto Seguro, fue uno de los lugares en los que se estacionaron los hombres de Craufurd, ya que allí se encontraba uno de los tres puentes que cruzaban el río Águeda en las cercanías de Ciudad Rodrigo.
Al anochecer, el 19 de marzo de 1810, el general Ferey, que ocupaba la localidad de San Felices de los Gallegos, situada en la orilla norte del Águeda, lanzó un ataque a través de dicho puente contra la posición británica en Barba del Puerco. El ataque francés cogió por sorpresa al pequeño piquete de la División Ligera que montaba guardia en ese punto, aunque otro piquete auxiliar, que se encontraba en retaguardia, consiguió alertar al resto de la compañía, que se estaba acampada junto a una ermita situada en lo alto del cañón del río Águeda. La compañía al completo se desplegó rápidamente y repelió el impetuoso ataque francés, luchando cuerpo a cuerpo mientras daba tiempo a que se incorporaran al combate otras tres compañías de la División Ligera. Entonces las tornas cambiaron, los británicos contraatacaron y forzaron la retirada de los hombres de la Brigada de Ferey, logrando así mantener esta posición de tanta importancia estratégica.