Por petición expresa del duque de Ciudad Rodrigo (Wellington), tras volarse el puente sobre el Tormes el 14 de noviembre de 1812, el general Castaños dejaría en el castillo de Alba de Tormes una pequeña guarnición española de 327 infantes de los regimientos de Monterrey y Voluntarios del Ribero. El que ambos cuerpos pertenecieran a brigadas y divisiones distintas (el primero a la 2ª brigada de la 1ª división del general Pedro de la Bárcena y el segundo a la 1ª brigada de la 2ª división del general Francisco Cabrera), es buena muestra del estado de dislocamiento que la retirada de Burgos había introducido en el 6º ejército. Por otra parte, la documentación española nos refiere que las compañías de cazadores y granaderos de estas unidades eran tropas escogidas y de lo mejor de que disponía el 6º ejército español. Dicho destacamento y castillo, en estado de franca ruina, fueron puestos a las órdenes del teniente coronel José Miranda Cabezón, gaditano de 34 años, comandante del regimiento de Monterrey, el 11 de noviembre de 1812. El mismo Wellington había pedido a Castaños que el jefe a designar fuera un hombre de crédito y de la confianza del comandante en jefe español y del mismo 6º ejército. Según documentación de su expediente, Miranda fue recomendado para la misión al jefe del estado mayor conjunto de los 5º, 6º y 7º ejércitos, el general Agustín Girón, por el brigadier jefe de estado mayor del 6º, Estanislao Sánchez Salvador. Ilustración contenida en la obra de Arsenio García Fuertes No sin nosotros. La aportación militar española a la victoria aliada en las campañas de 1811 y 1812 de la Guerra Peninsular, publicado por la editorial El Criticón (2018).