El general británico Henry Mackinnon murió el 19 de enero de 1812 durante el asalto a la brecha grande de Ciudad Rodrigo, al explosionar los franceses una mina cuando iniciaban su retirada hacia el interior de la ciudad. El general Mackinnon fue hallado muerto en la mañana del día siguiente al asalto, tumbado boca arriba. Le habían quitado la casaca y las botas e iba vestido solamente con la camisa y los pantalones. Fue enterrado en una fosa común abierta junto a la brecha. Poco después de haber sido enterrado, llegó desde Espeja un destacamento de los Coldstream Guards al mando del oficial Stepney Cowell para recuperar, si era posible, el cuerpo del general, que había sido miembro de esa unidad de la guardia real británica. Después de desescombrar y retirar la tierra del lugar donde había sido enterrado y de sacar varios cadáveres, se encontró debajo de ellos el cuerpo de Mackinnon, que fue trasladado hasta Espeja. Antes de proceder a su entierro, el oficial Stepney Cowell le cortó al cadáver un mechón de sus cabellos y se lo entregó al teniente coronel Richard Jackson, amigo y compañero de armas del general, para que se lo entregara a su viuda. El día 23 de enero de 1812 fue enterrado con los honores militares correspondientes a su rango en la plaza de Espeja, en un lugar cercano a la iglesia de San Lino.