El Ejército de Portugal del mariscal francés André Masséna, impotente ante las inexpugnables defensas que formaban las Líneas de Torres Vedras y, sobre todo, muy hambriento por la falta de recursos que ofrecía el territorio luso, se vio finalmente forzado a retirarse a mediados de noviembre de 1810 hacia la provincia de Salamanca, lugar desde donde había comenzado su invasión de Portugal en julio. El ejército británico-portugués, que había sido el ratón tras la caída de Ciudad Rodrigo el 10 de julio de 1810, se había convertido en un gato que pisaba los talones al extenuado ejército francés.
Ambos contendientes terminaron acantonados a uno y otro lado de La Raya a mediados de abril, limitándose a vigilarse de cerca hasta que el mariscal Masséna intentó socorrer la fortaleza fronteriza de Almeida, donde había quedado aislada una guarnición francesa que sufría el cerco de las tropas británicas y portuguesas. La respuesta de Lord Wellington fue establecer una fuerte posición defensiva en Fuentes de Oñoro, donde se libró una gran batalla entre el 3 y el 5 de mayo de 1811. Puede decirse que la liza quedó en tablas pero esto no impidió que los británicos la consideraran una victoria por haber sido capaces de mantener su posición frente al avance francés. Los franceses también ganaron algo, las tropas aisladas en Almeida lograron escapar, así que grabaron el nombre de esta localidad salmantina en el Arco de Triunfo de París.