Una de las batallas más decisivas de la Guerra de la Independencia se libró el 22 de julio de 1812 a muy pocos kilómetros de la capital salmantina, entre las localidades de Arapiles, Las Torres, Calvarrasa de Arriba, Aldeatejada y Miranda de Azán. La jornada concluyó con la aplastante derrota del mariscal francés Marmont a manos de la fuerza aliada comandada por Lord Wellington. El rey José I Bonaparte tuvo que huir a Valencia, dejando la capital de España como escenario para la entrada triunfal de Lord Wellington.
La batalla de Los Arapiles privó a los franceses de las bases y los arsenales que necesitaban para llevar a cabo la invasión de Portugal, imprescindible para librarse de la constante amenaza que constituía el ejército aliado comandado por Lord Wellington. Además, la derrota francesa en Salamanca en julio de 1812 marcaría, junto con la desastrosa campaña de Rusia de ese mismo año, el principio del fin de la Europa napoleónica.
No obstante, en noviembre de ese mismo año el ejército aliado se vio abocado a retirarse tras verse impotente para tomar la ciudad de Burgos, deshaciendo el camino, volviendo a la seguridad de la frontera con Portugal y dejando a los ciudadanos de Salamanca abandonados a su suerte.
El campo de batalla de Los Arapiles cuenta con la declaración de Bien de Interés Cultural con la categoría de Sitio Histórico.