A unos siete kilómetros de la ciudad de Salamanca, siguiendo la carretera CL-510, que conduce a Alba de Tormes, se encuentra la población de Calvarrasa de Arriba, el lugar perfecto para comenzar una ruta en el Sitio Histórico de Los Arapiles. Al entrar en Calvarrasa de Arriba desde la capital, tome la primera calle a la derecha, donde verá unos carteles de color púrpura que indican “Plaza de toros del siglo I”. Al final del camino de tierra, perfectamente transitable con el coche, se encontrará en uno de los mejores miradores del campo de batalla, con el Arapil Grande y el Arapil Chico frente a usted.
En este hermoso paraje de la ermita de Nuestra Señora de la Peña se libraron, al despuntar el día 22 de julio de 1812, las primeras escaramuzas de la batalla de Los Arapiles.
Desande el camino y atraviese Calvarrasa de Arriba dirección a Alba de Tormes. Antes de salir del pueblo verá un cruce de calles con un cartel indicador “Arapiles”, sígalo y saldrá a la carretera DSA-106. Al cruzar la Vía Verde (antigua vía del ferrocarril), le aconsejamos dejar su vehículo unos metros más adelante a la derecha y se encontrará justo entre los dos Arapiles.
Sobre el Arapil Grande podrá ver un monolito conmemorativo que se erigió para celebrar el primer centenario de la batalla. Los dos Arapiles son propiedad privada y sólo el Grande se encuentra abierto al viajero deseoso de contemplar el enorme escenario de la batalla desde un punto privilegiado.
Al bajar del Arapil Grande puede subir hasta el Teso de San Miguel, altura que domina la población de Arapiles por el este, o ir directamente con su vehículo a visitar el Aula de Interpretación, situada en esta pequeña localidad. En este espacio expositivo podrá disfrutar de un video sobre la batalla, de una maqueta con más de cinco mil soldados y de todo tipo de paneles con explicaciones sobre las tácticas y la uniformidad de los ejércitos de la época.
Si le quedan fuerzas y tiempo, puede recorrer otros miradores del campo de batalla, donde se irá encontrado el resto de paneles explicativos de la batalla que ya se ha ido encontrando a lo largo del día.
En este bonito paraje se libraron, al despuntar el día 22 de julio de 1812, las primeras escaramuzas de la batalla de Los Arapiles. Los franceses no pudieron hacerse con el control de las alturas situadas al oeste de la ermita, desde donde habrían podido ver claramente la disposición y las maniobras del grueso del ejército aliado. Así las cosas, el ejército francés avanzó hacia el oeste al sur del Arapil Grande, ocupando dicha altura sin combatir y colocando artillería sobre ella.
El Arapil Chico fue durante toda la batalla la posición dominante del ejército aliado. Lord Wellington ordenó desplegar sobre su cima una batería de cañones que inmediatamente comenzaron a intercambiar disparos con la artillería francesa situada sobre el Arapil Grande.
El Arapil Grande es un magnífico mirador del campo de batalla pero aun así el mariscal Marmont solamente pudo ver desde ese punto una parte del despliegue aliado, ya que Wellington tenía escondidas divisiones enteras tras las lomas que impedían la visión completa del francés. Un proyectil disparado desde el Arapil Chico hirió gravemente en un costado y en un brazo a Marmont, que en ese momento se disponía a montar en su caballo para dar órdenes personalmente y detener así el imprudente ataque de la división de Maucune al pueblo de Arapiles y el peligroso avance en solitario de la división de Thomières hacia el oeste.
Wellington observó la mayor parte del desarrollo de la batalla desde esta altura que domina el pueblo de Arapiles y que se sitúa entre éste y el Arapil Chico. Aquí se encontraba almorzando el Lord cuando le advirtieron de que la división del general Thomières se alejaba imprudentemente de la división de Maucune, quedando así peligrosamente aislada del grueso del ejército francés. Wellington se dirigió a sus edecanes y dijo: “Marmont está perdido”. El general en jefe del ejército aliado no sé lo pensó dos veces, montó en su caballo y tras una frenética cabalgada se plantó en lo alto del Teso de las Zorreras (Aldeateajada) para ordenar pasar al ataque.
Las calles de Arapiles fueron escenario de cruentos combates entre la infantería comandada por el general Maucune y las compañías de infantería ligera de los Coldstream Guards, uno de los famosos regimientos de la Guardia Real británica que hoy custodia el palacio de Buckingham, la residencia del monarca británico en Londres.
Lord Wellington se encontró sobre esta altura que domina la población de Aldeatejada con el general Pakenham para darle la orden de avanzar con su 3ª división hacia la población de Miranda de Azán. Esa orden dio comienzo a la batalla campal al pie de las alturas que forman el Pico de Miranda.
La 7ª división francesa, al mando del general Thomières, se dio de bruces en este lugar con la 3ª división británica-portuguesa del general Pakenham, que la estaba esperando perfectamente dispuesta para el combate. El regimiento francés que lideraba la marcha, el 101º de infantería de línea, sufrió un 85% de bajas. Los supervivientes del brutal ataque aliado corrieron hacia el este buscando la protección del grueso del ejército francés
En esta localidad estaba estacionada la brigada de caballería pesada británica comandada por el general John Gaspard Le Marchant, la cual iba a causar grandes estragos entre las filas francesas. Aquí mismo estaba también estacionada la 3ª división del V ejército español, que integraba una brigada mixta de infantería y caballería al mando del famoso guerrillero Julián Sánchez “El Charro”.
Desde este punto se goza de una estupenda vista de lo que podríamos llamar “las entrañas” del campo de batalla. Camine hacia el sur y se encontrará en la amplia depresión del terreno donde la infantería francesa formó en cuadro pensando que iba a recibir el ataque de la caballería pesada del general Le Marchant, cuando realmente lo que se le vino encima primero fue el devastador ataque en línea de la 5ª división británica-portuguesa. Una vez que los cuadros franceses se deshicieron, vinieron las sucesivas cargas de caballería, que completarían la destrucción del ala izquierda del ejército francés.
Desde las alturas de El Sierro se estableció la última posición del ejército francés. En este punto la división del general Ferey defendió la retirada de sus camaradas derrotados tras los sucesivos ataques de la 4ª división aliada, desplegada entre el pueblo de Arapiles y el Arapil Chico, y de la 6ª división, escondida hasta el último momento tras el Arapil Chico.
La jornada terminó con la mayor parte del ejército del mariscal Marmont desbandado y buscando cruzar el río por Alba de Tormes, localidad que le recomendamos visitar si quiere saber lo que pasó tras la derrota de los franceses en Los Arapiles, porque la historia no acaba aquí ni mucho menos a pesar de la aplastante victoria aliada.
Ruta
Ruta de la batalla de Los Arapiles
Duración
4 horas
Dificultad
Media
Contacto
923 28 87 79
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Revive la historia napoleónica en la provincia de salamanca